Durante 50 días hemos venido celebrando la fiesta más importante del año en honor de Cristo resucitado. Hoy finalizamos esta fiesta con el regalo del Espíritu Santo; porque la Pascua de Cristo es nuestra Pascua: también nosotros hemos muerto con Él, con Él hemos resucitado y con Él hemos subido al cielo. Esta realidad misteriosa ha sido posible gracias al Espíritu Santo que el Señor nos ha regalado, que habita en cada uno de nosotros y nos hace semejantes a Él.
El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres.