viernes, 25 de noviembre de 2016
EVANGELIO DEL PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO
Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 24,37-44
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé.
En los días antes del diluvio, la gente comía y bebía, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: dos hombres estarán en el campo, a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una se la llevarán y a otra la dejarán.
Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa.
Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».
«Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé.
En los días antes del diluvio, la gente comía y bebía, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: dos hombres estarán en el campo, a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una se la llevarán y a otra la dejarán.
Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa.
Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».
Palabra del Señor
Evangelio Comentado por:José Antonio Pagola
Mt 24, 37-44
Mt 24, 37-44
CON LOS OJOS ABIERTOS
Las primeras comunidades cristianas vivieron años muy difíciles. Perdidos en el vasto Imperio de Roma, en medio de conflictos y persecuciones, aquellos cristianos buscaban fuerza y aliento esperando la pronta venida de Jesús y recordando sus palabras: «Vigilad. Vivid despiertos. Tened los ojos abiertos. Estad alerta».
¿Significan todavía algo para nosotros estas llamadas de Jesús a vivir despiertos?
¿Qué es hoy para los cristianos poner nuestra esperanza en Dios viviendo con los ojos abiertos?
¿Dejaremos que se agote definitivamente en nuestro mundo secular la esperanza en una última justicia de Dios para esa inmensa mayoría de víctimas inocentes que sufren sin culpa alguna?
Precisamente, la manera más fácil de falsear la esperanza cristiana es esperar de Dios nuestra propia salvación eterna mientras damos la espalda al sufrimiento que hay ahora mismo en el mundo. Un día tendremos que reconocer nuestra ceguera ante Cristo Juez: ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, extranjero o desnudo, enfermo o en la cárcel, y no te asistimos? Este será nuestro diálogo final con él si vivimos con los ojos cerrados.
Hemos de despertar y abrir bien los ojos. Vivir vigilantes para mirar más allá de nuestros pequeños intereses y preocupaciones. La esperanza del cristiano no es una actitud ciega, pues no olvida a los que sufren. La espiritualidad cristiana no consiste solo en una mirada hacia el interior, pues su corazón está atento a quienes viven abandonados a su suerte.
En las comunidades cristianas hemos de cuidar cada vez más que nuestro modo de vivir la esperanza no nos lleve a la indiferencia y el olvido de los pobres. No podemos aislarnos en la religión para no oír el clamor de los que mueren diariamente de hambre. No nos está permitido alimentar nuestra ilusión de inocencia para defender nuestra tranquilidad.
Una esperanza en Dios que se olvida de los que viven en esta tierra sin poder esperar nada, ¿no puede ser considerada como una versión religiosa de un optimismo a toda costa, vivido sin lucidez ni responsabilidad? Una búsqueda de la propia salvación eterna de espaldas a los que sufren, ¿no puede ser acusada de ser un sutil «egoísmo alargado hacia el más allá»?
Probablemente, la poca sensibilidad al sufrimiento inmenso que hay en el mundo sea uno de los síntomas más graves del envejecimiento del cristianismo actual. Cuando el papa Francisco reclama «una Iglesia más pobre y de los pobres», nos está gritando su mensaje más importante e interpelador a los cristianos de los países del bienestar.
domingo, 20 de noviembre de 2016
EVANGELIO DEL DOMINGO DE JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO
Lectura del Santo Evangelio según san Lucas (23,35-43)
En aquel tiempo, los magistrados hacían muecas a Jesús diciendo:
«A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido».
Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre, diciendo:
«Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo».
Había también por encima de él un letrero:
«Este es el rey de los judíos».
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo:
«¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros».
Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía:
«¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha hecho nada malo».
Y decía:
«Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino».
Jesús le dijo:
«En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».
«A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido».
Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre, diciendo:
«Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo».
Había también por encima de él un letrero:
«Este es el rey de los judíos».
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo:
«¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros».
Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía:
«¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha hecho nada malo».
Y decía:
«Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino».
Jesús le dijo:
«En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».
Palabra del Señor
Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
CARGAR CON LA CRUZ
El relato de la crucifixión, proclamado en la fiesta de Cristo Rey, nos recuerda a los seguidores de Jesús que su reino no es un reino de gloria y de poder, sino de servicio, amor y entrega total para rescatar al ser humano del mal, el pecado y la muerte.
Habituados a proclamar la «victoria de la Cruz», corremos el riesgo de olvidar que el Crucificado nada tiene que ver con un falso triunfalismo que vacía de contenido el gesto más sublime de servicio humilde de Dios hacia sus criaturas. La Cruz no es una especie de trofeo que mostramos a otros con orgullo, sino el símbolo del amor crucificado de Dios que nos invita a seguir su ejemplo.
Cantamos, adoramos y besamos la Cruz de Cristo porque en lo más hondo de nuestro ser sentimos la necesidad de dar gracias a Dios por su amor insondable, pero sin olvidar que lo primero que nos pide Jesús de manera insistente no es besar la Cruz sino cargar con ella. Y esto consiste sencillamente en seguir sus pasos de manera responsable y comprometida, sabiendo que ese camino nos llevará tarde o temprano a compartir su destino doloroso.
No nos está permitido acercarnos al misterio de la Cruz de manera pasiva, sin intención alguna de cargar con ella. Por eso, hemos de cuidar mucho ciertas celebraciones que pueden crear en torno a la Cruz una atmósfera atractiva pero peligrosa, si nos distraen del seguimiento fiel al Crucificado haciéndonos vivir la ilusión de un cristianismo sin Cruz. Es precisamente al besar la Cruz cuando hemos de escuchar la llamada de Jesús: «Si alguno viene detrás de mí… que cargue con su cruz y me siga».
Para los seguidores de Jesús, reivindicar la Cruz es acercarse servicialmente a los crucificados; introducir justicia donde se abusa de los indefensos; reclamar compasión donde solo hay indiferencia ante los que sufren. Esto nos traerá conflictos, rechazo y sufrimiento. Será nuestra manera humilde de cargar con la Cruz de Cristo.
El teólogo católico Johann Baptist Metz viene insistiendo en el peligro de que la imagen del Crucificado nos esté ocultando el rostro de quienes viven hoy crucificados. En el cristianismo de los países del bienestar está ocurriendo, según él, un fenómeno muy grave: «La Cruz ya no intranquiliza a nadie, no tiene ningún aguijón; ha perdido la tensión del seguimiento a Jesús, no llama a ninguna responsabilidad, sino que descarga de ella».
¿No hemos de revisar todos cuál es nuestra verdadera actitud ante el Crucificado?¿No hemos de acercarnos a él de manera más responsable y comprometida?
sábado, 12 de noviembre de 2016
EVANGELIO DEL DOMINGO 34º DEL TIEMPO ORDINARIO
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 21,5-19
En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo:
- Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.
Ellos le preguntaron:
- Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?
Él contestó:
- Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usando mi nombre diciendo: «Yo soy» o bien «el momento está cerca»; no vayáis tras ellos.
Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico.
Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá enseguida.
Luego les dijo:
- Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre.
Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.
Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a los tribunales y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre: así tendréis ocasión de dar testimonio.
Haced propósito de no preparar vuestra defensa: porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa de mi nombre.
Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá: con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.
Palabra de Dios.
HOMILIA
PARA TIEMPOS DIFÍCILES
Tendréis ocasión de dar testimonio.
Los profundos cambios socioculturales que se están produciendo en nuestros días y la crisis religiosa que sacude las raíces del cristianismo en occidente, nos han de urgir más que nunca a buscar en Jesús la luz y la fuerza que necesitamos para leer y vivir estos tiempos de manera lúcida y responsable.
Llamada al realismo
En ningún momento augura Jesús a sus seguidores un camino fácil de éxito y gloria. Al contrario, les da a entender que su larga historia estará llena de dificultades y luchas. Es contrario al espíritu de Jesús cultivar el triunfalismo o alimentar la nostalgia de grandezas. Este camino que a nosotros nos parece extrañamente duro es el más acorde a una Iglesia fiel a su Señor.
No a la ingenuidad
En momentos de crisis, desconcierto y confusión no es extraño que se escuchen mensajes y revelaciones proponiendo caminos nuevos de salvación. Estas son las consignas de Jesús. En primer lugar, «que nadie os engañe»: no caer en la ingenuidad de dar crédito a mensajes ajenos al evangelio, ni fuera ni dentro de la Iglesia. Por tanto, «no vayáis tras ellos»: No seguir a quienes nos separan de Jesucristo, único fundamento y origen de nuestra fe.
Centrarnos en lo esencial
Cada generación cristiana tiene sus propios problemas, dificultades y búsquedas. No hemos de perder la calma, sino asumir nuestra propia responsabilidad. No se nos pide nada que esté por encima de nuestras fuerzas. Contamos con la ayuda del mismo Jesús: «Yo os daré palabras y sabiduría»… Incluso en un ambiente hostil de rechazo o desafecto, podemos practicar el evangelio y vivir con sensatez cristiana.
La hora del testimonio
Los tiempos difíciles no han de ser tiempos para los lamentos, la nostalgia o el desaliento. No es la hora de la resignación, la pasividad o la dimisión. La idea de Jesús es otra: en tiempos difíciles «tendréis ocasión de dar testimonio». Es ahora precisamente cuando hemos de reavivar entre nosotros la llamada a ser testigos humildes pero convincentes de Jesús, de su mensaje y de su proyecto.
Paciencia
Esta es la exhortación de Jesús para momentos duros: «Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas». El término original puede ser traducido indistintamente como «paciencia» o «perseverancia». Entre los cristianos hablamos poco de la paciencia, pero la necesitamos más que nunca. Es el momento de cultivar un estilo de vida cristiana, paciente y tenaz, que nos ayude a responder a nuevas situaciones y retos sin perder la paz ni la lucidez.
Victor Climent Ferri, nou pregoner de falles.
Els Juniors de Sant Josep ja coneixem el nom de la persona que realitzarà el pregó de les pròximes falles a la ciutat. Es tracta de Víctor Climent Ferri, antic cap de centre i persona molt vinculada amb nosaltres.
La seua vida Junior comença des de ben xiquet formant part de l’equip Comecocos on va gaudir de totes les activitats i campaments junt el seu equip i amb la seua monitora Pura Vidal.
Després que la seua etapa com a xiquet finalitzara, va decidir entrar a formar part del grup de Premonitors per posteriorment, el 1988, passar a ser el monitor de l’equip Caimanes fins al 1993. Però aquest, no va ser l’únic equip que ell educaria al centre perquè eixe mateix any i fins al 1997 va ser també el monitor de l’equip Lions-Dragons.
Després d’aquests deu anys com educador al centre, entra a formar part de l’equip coordinador al capdavant de diferents grups i des del 2005 i fins a l’any 2008 tindria a més el gran repte de ser cap de centre. Posteriorment i des de l’any 2008 fins al 2011 on deixa de pertànyer a l’equip coordinador exerciria funcions de secretaria.
Després d’aquests deu anys com educador al centre, entra a formar part de l’equip coordinador al capdavant de diferents grups i des del 2005 i fins a l’any 2008 tindria a més el gran repte de ser cap de centre. Posteriorment i des de l’any 2008 fins al 2011 on deixa de pertànyer a l’equip coordinador exerciria funcions de secretaria.
Víctor sempre ha estat molt present al centre i ha tingut una relació molt especial amb les nostres festes. Des de sempre a estat vinculat a la comissió de Falles, primer com a monitor i més tard a la comissió de pares de fallers. També ha estat un dels impulsors del burguer que muntem al pati els dies centrals de Falles i molt actiu amb ell. A més la seu relació amb els Juniors també està unida a la seva vida personal, ja que la seua dona Marta també va ser educadora al centre i els seus fills també han passat o es troben actualment al centre.
Des dels Juniors Sant Josep agraïm a Víctor que haja acceptat aquesta important tasca que suposa pregonar la nostra festa i volem donar-li l’enhorabona. Tanmateix, volem convidar a tot el poble d’Ontinyent a assistir el pròxim 18 de febrer de 2017 al nostre pati per gaudir d’aquest pregó que de segur ens emocionarà a tots. Aprofitem per anunciar que el diumenge dia 11 de desembre serà l’elecció de fallers majors entre tots els fallers i falleres dels equips dels Juniors Sant Josep.
domingo, 6 de noviembre de 2016
Talleres de Comunicación, Caridad, Familia e Infancia y Comunicación para reanudar el Congreso
Evangelización Hoy: Nuevo Plan de Pastoral Diocesano
La aulas del colegio San José han albergado 10 grupos
diferentes para analizar la propuesta lanzado por D. Javier Llopis. Una
actividad que ha servido para que los congresistas, en un acto de reciprocidad,
conozcan sus tareas dentro de una parroquia a la cual pertenecen todos ellos, para
que las tres áreas en que está dividida la parroquia (Palabra, Liturgia y Socio
Caritativa) unan esfuerzos dentro de un mismo referente parroquial.
D. Javier Llopis: "Si de este congreso salen tareas en común, el éxito será mayor"
Después de la oración de la mañana, el vicario Episcopal, D.
José María Payá ha dado por inaugurado el 1r Congreso Parroquial que se está
celebrando en la Parroquia San José de Ontinyent ante más de 100 congresistas.
Un día lleno de actividades y ponencias que concluirá con la eucaristía a cargo
del obispo auxiliar, D. Arturo Ros, abierta al público en general.
El primero en abrir la jornada dominical ha sido D. Javier
Llopis, Vicario de Evangelización, con una ponencia en la que ha explicado los
puntos tratados en la Asamblea diocesana exponiendo cuáles son las repercusiones
de la vida en la Diócesis. El ponente ha enviado un claro mensaje de llevar a
la práctica de la vida parroquial las nuevas intuiciones que el Arzobispo, D.
Antonio Cañizares ha presentado y que se
resumen en cuatro ámbitos de vida y de trabajo: el primero de ellos, el de la
Comunión con Jesús y con nuestros hermanos. En segundo punto, la palabra de Dios,
es decir, todo lo que supone para la catequesis, la iniciación cristiana y la
predicación. El tercer ámbito sería el de la celebración del misterio de Cristo,
la cual no es una simple representación teatral sino la presencia del mismo
Jesucristo en los Sacramentos. Por último la vida de Caridad, abanderando el
mensaje del Papa Francisco quien afirma “que la Iglesia será creíble, cuando la
fe se traduzca en obras de caridad por todo el mundo.
D. Javier Llopis ha percibido la ilusión de los congresistas
y ha lanzado una propuesta de aunar esfuerzos. “Hemos de inventarnos este tipos de congresos
porque encontrarnos ya es en sí un valor, los que pensamos igual y los que
pensamos diferentes. Hay mucha gente que dentro de la parroquia se centra en
sus tareas sin darse cuenta que hay más referentes parroquiales que están
trabajando. Si de este congreso se sacan unas tareas en común,
el éxito será mayor”.
sábado, 5 de noviembre de 2016
EVANGELIO DEL DOMINGO XXXIIº DEL TIEMPO ORDINARIO
Lectura del Santo Evangelio según san Lucas (20,27-38)
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la resurrección, y le preguntaron: «Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero sin hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano. Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete murieron sin dejar hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete han estado casados con ella.»
Jesús les contestó: «En esta vida, hombres y mujeres se casan; pero los que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos no se casarán. Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque participan en la resurrección. Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor “Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob.” No es Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos.»
Jesús les contestó: «En esta vida, hombres y mujeres se casan; pero los que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos no se casarán. Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque participan en la resurrección. Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor “Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob.” No es Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos.»
Palabra del Señor
–
Evangelio Comentado por:José Antonio Pagola
Lc 20,27-38
Lc 20,27-38
A DIOS NO SE LE MUEREN SUS HIJOS
Jesús ha sido siempre muy sobrio al hablar de la vida nueva después de la resurrección. Sin embargo, cuando un grupo de aristócratas saduceos trata de ridiculizar la fe en la resurrección de los muertos, Jesús reacciona elevando la cuestión a su verdadero nivel y haciendo dos afirmaciones básicas.
Antes que nada, Jesús rechaza la idea pueril de los saduceos que imaginan la vida de los resucitados como prolongación de esta vida que ahora conocemos. Es un error representarnos la vida resucitada por Dios a partir de nuestras experiencias actuales.
Hay una diferencia radical entre nuestra vida terrestre y esa vida plena, sustentada directamente por el amor de Dios después de la muerte. Esa Vida es absolutamente «nueva». Por eso, la podemos esperar pero nunca describir o explicar.
Las primeras generaciones cristianas mantuvieron esa actitud humilde y honesta ante el misterio de la «vida eterna». Pablo les dice a los creyentes de Corinto que se trata de algo que «el ojo nunca vio ni el oído oyó ni hombre alguno ha imaginado, algo que Dios ha preparado a los que lo aman».
Estas palabras nos sirven de advertencia sana y de orientación gozosa. Por una parte, el cielo es una «novedad» que está más allá de cualquier experiencia terrestre, pero, por otra, es una vida «preparada» por Dios para el cumplimiento pleno de nuestras aspiraciones más hondas. Lo propio de la fe no es satisfacer ingenuamente la curiosidad, sino alimentar el deseo, la expectación y la esperanza confiada en Dios.
Esto es, precisamente, lo que busca Jesús apelando con toda sencillez a un hecho aceptado por los saduceos: a Dios se le llama en la tradición bíblica «Dios de Abrahán, Isaac y Jacob». A pesar de que estos patriarcas han muerto, Dios sigue siendo su Dios, su protector, su amigo. La muerte no ha podido destruir el amor y la fidelidad de Dios hacia ellos.
Jesús saca su propia conclusión haciendo una afirmación decisiva para nuestra fe: «Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos». Dios es fuente inagotable de vida. La muerte no le va dejando a Dios sin sus hijos e hijas queridos. Cuando nosotros los lloramos porque los hemos perdido en esta tierra, Dios los contempla llenos de vida porque los ha acogido en su amor de Padre.
Según Jesús, la unión de Dios con sus hijos no puede ser destruida por la muerte. Su amor es más fuerte que nuestra extinción biológica. Por eso, con fe humilde nos atrevemos a invocarlo: «Dios mío, en Ti confío. No quede yo defraudado» (Salmo 25,1-2).
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