La principal finalidad de la Obra Pontificia de Infancia Misionera es colaborar con los educadores paraayudar a que los niños vayan descubriendo la universalidad de la fe y, en consecuencia, su dimensión misionera. Iniciar a los chavales en este proyecto implica desarrollar armónicamente el conocimiento del mensaje de Jesús, la participación en la oración y en la celebración de los sacramentos, el deseo de vivir según el Evangelio y el compromiso de hacer partícipes a otros del amor de Dios Padre.
La principal enseñanza de Jesús es desvelarnos que todos somos hijos de Dios y que no hay lugar para la acepción de personas. A Él le debemos el don de la vida, y todos estamos llamados a la felicidad eterna.
Con el lema “Yo soy uno de ellos”, se pretende inculcar a los niños que no hay distinción entre unos y otros, y que, por tanto, no puede haber discriminación entre ellos en el mundo. Quienes por la fe y el bautismose han incorporado a la Iglesia tienen el deber de decírselo a quien aún no lo sabe. El que así lo hace se convierte en un “pequeño misionero”.
Un grupo de niños están construyendo un corazón. Sus rostros desvelan, por una parte, que proceden de distintos continentes; por otra, expresan alegría en la tarea. Cada uno hace una cosa distinta y todos se ayudan. Creando este corazón están felices.
El corazón es la expresión del amor que ha de reinar en la humanidad. También los niños, los de aquí y los de allá, han de ser protagonistas de este trabajo conjunto. Todos estamos llamados a arrimar el hombro para construir una humanidad donde haya un solo corazón.