Beato Vicente Galbis Gironés, laico, padre de familia y mártir
Nació en la ciudad de Onteniente, provincia y diócesis de Valencia, España, el 9 de septiembre de 1910 y fue martirizado en Benisoda, provincia de Valencia, España, el 21 de septiembre de 1936
Beatificado por san Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001
Se lo celebra el 21 de septiembre
Vicente Galbis Gironés nació el 9 de septiembre de 1910 en la ciudad de Onteniente, provincia de Valencia, diócesis de Valencia, y fue bautizado en la iglesia parroquial San Carlos de aquella Ciudad, días después de su nacimiento. Recibió la instrucción elemental en el Colegio de la Concepción de los PP. Franciscanos siendo su conducta ejemplar. Consiguió el título de bachiller en el Instituto Nacional de Murcia y la licenciatura de Derecho por la Universidad de Valencia. Contrajo matrimonio con María de los Desamparados Bonastre Oltra el 5 de septiembre de 1935 en la iglesia de Santa María de ONTENIENTE. De dicho matrimonio nació un hijo llamado Vicente, el 6 de julio de 1936.
Vivió auténticamente su vocación laical, tratando de impregnar de espíritu evangélico las realidades temporales en las cuales vivió su condición de esposo, padre de familia y abogado. En el año 1933 en que terminó su carrera, se estableció en casa de sus padres, donde siguió en todo momento, dando pruebas de su formación religiosa, poniendo en práctica, en el ejercicio de su profesión, aquellos deseos que de niño ya tenía, socorrer y remediar al pobre y al desvalido. Sobresalió por su profesionalidad.
Hombre de fe profunda, todos los días rezaba el Santo Rosario junto con su familia, participaba en la Misa y comulgaba devotamente. Continuó estas prácticas devotas y familiares después de casado. En esta intensa vida de piedad fue disponiendo su persona a una respuesta generosa a la acción Espíritu Santo que le lanzó al apostolado organizado siendo miembro de varias asociaciones laicales. Cuando era estudiante universitario militó en la Federación de Estudiantes católicos.
En el año 1922 fue constituida por el Arcipreste y Plebán de la Parroquia de Santa María, don Rafael Juan Vidal, la Juventud Católica, que fue la primera que se fundó en la archidiócesis de Valencia, y desde el primer momento Galbis fue uno de sus miembros, junto con los futuros "mártires" de Onteniente, Carlos Díaz Gandía, el primero y más significado de todos, y también José María García Marcos, Presidente y Secretario respectivamente de la Juventud de Acción Católica, junto con el también "mártir" Rafael Alonso Gutiérrez de Medina, Presidente de los Hombres de Acción Católica, pues fueron asesinados los tres juntos el 11 de Agosto de 1936. Galbis desempeñó con entusiasmo y gran espíritu de sacrificio cuantos cargos se le confiaron, al igual que cuando dicha Juventud pasó a llamarse Juventud de Acción Católica, en la comisión directiva de la cual desempeñó con gran celo el cargo de bibliotecario.
También fue miembro de la Adoración Nocturna y del Apostolado de la Oración. Coherente con su ideal católico, fue también socio activo de las Conferencias de San Vicente de Paúl. Fue catequista en la iglesia parroquial de Santa María. Apóstol social ejercía la caridad ayudando a los inscritos como necesitados en las Conferencias de San Vicente de Paúl. La caridad fue su virtud más destacada, la que reflejó en el transcurso de su vida y a través de todas sus actividades, también las profesionales.
Por la intensa actividad apostólica que realizaba era considerado por los enemigos de la Iglesia como un católico ferviente, por ello lo arrestaron y asesinaron.
3.- PERSONALIDAD y FISONOMÍA MORAL DEL SIERVO DE DIOS
Los testigos procesales afirman que si bien era de temperamento pacífico, sabía imponerse cuando era necesario, de carácter jovial y atractivo. Valiente cuando se trataba de la defensa de la fe. Era hogareño. Quienes declararon acerca de las virtudes practicadas por el Siervo de Dios describen una personalidad moral rica en la cual brillan las virtudes infusas en el bautismo, dentro de las cuales se subrayan especialmente los aspectos específicos de la espiritualidad laical. Lo describen como un fiel laico auténtico, coherente, que cumplió con exactitud sus deberes de esposo, padre y abogado. Comprometido activamente en el apostolado de los laicos.
4.- EL MARTIRIO MATERIAL
El perseguidor sin lugar a dudas provocó la muerte natural, cumpliendo uno de los requisitos, según la doctrina de Benedicto XIV, por los cuales se concreta el verdadero martirio. En el proceso, no obstante las dificultades para encontrar testimonios sobre el hecho del martirio del Siervo de Dios, realizado en horas furtivas, se consiguieron testigos, si no abundantes, al menos suficientes. a) De la detención; la Sra. Amparo Bonastre Oltra, viuda del Siervo de Dios, estaba presente en el momento de la detención de su esposo por parte de los milicianos. b) Del momento de la ejecución el Sr. Juan Micó Penadés. El Sr. Gonzalo Gironés Plá; y la Sra. Amparo Bonastre Oltra por el comentario de gente que estaba cerca del lugar. c) Del reconocimiento del cadáver después de la ejecución; la Sra. Amparo Bonastre Oltra, viuda del Siervo de Dios, y la Sra. Ángeles Bonastre García, tía del Siervo de Dios, vieron el cadáver del Siervo de Diospoco después de la fusilamiento. d) De la exhumación; la Sra. Amparo Bonastre Oltra y la Sra. Ángeles Bonastre García estuvieron presentes en la exhumación de los restos mortales de Vicente Galbis Gironés.
5.- HORAS AMARGAS
El Siervo de Dios en los días previos a la revolución era consciente de la situación que estaba para afrontar: persecución religiosa y probable martirio. Aunque tenía una apariencia de tímido, el miedo y el respeto humano eran desconocidos para él, pues en todo momento supo dar la réplica a los blasfemos y detractores de la religión católica. En cierta ocasión, allá por el año 1930, en que realizaba un viaje de Onteniente a Valencia, un insolente viajero se permitió pronunciar ciertas palabras ofensivas contra la Religión y todos los "beatos", diciendo, entre otras cosas, que había que matarlos y hacerlos desaparecer, a lo que nuestro joven respondió con gran dignidad, después de rebatir públicamente las soeces palabras del viajero, "si así es pueden comenzar por mí, puesto que tengo como mi mayor honra el ser católico".
La esposa del Siervo de Dios, afirma: "En los días previos a la Revolución de 1936 el Siervo de Dios, cuando veía que corría peligro alguna iglesia, se ofrecía a vigilarla pasando alguna noche en vela. Mi padre y otros familiares le indicaron el grave peligro que corría por su destacada actuación católica, pero él respondió que no había hecho nada malo y por lo tanto no tenía porqué ocultarse". Un testigo, primo del Siervo de Dios, afirma: "Los días anteriores a la revolución, por su destacada significación se vio amenazado desde el principio. Él no se escondió ni negó tampoco sus creencias, pese a los amenazas y presiones" y agrega: "En varias ocasiones había defendido como abogado a los obreros de los sindicatos católicos, lo que le atrajo más aún el rencor de los adversarios".
La revolución en Onteniente se inició con el incendio de las iglesias, la quema de las imágenes y objetos religiosos y el encarcelamiento de los católicos. Así lo testimonian los testigos. Al estallar la Revolución del 36 el Siervo de Dios reaccionó como un católico auténtico. Como consecuencia de su conducta y actuación anteriores, fue objeto de persecución, habiendo tenido que sufrir varios registros en su domicilio, en el último de los cuales se le propuso, seguramente con ánimo de captarle, que abandonase su actitud y harían de él su abogado, ofreciéndole cuantiosa remuneración. No se hizo esperar su contestación: "No podré ser nunca abogado de gentes que profanan imágenes y desvalijan templos". Así lo testimonia la esposa del Siervo de Dios, Sra. Amparo Bonastre Oltra.
En el mismo modo se expresa el cuñado del Siervo de Dios: "En los días de la Revolución tuvo que enfrentarse más de una vez con los Comités del Pueblo que le pedían dinero o las cosechas y tierras que administraba. En cierta ocasión le pidieron que hiciese de asesor jurídico a lo que él se negó diciendo que él no se prestaba a servir a gente desalmada que quemaba iglesias. Hubo verdadera persecución religiosa en Onteniente, pues empezaron por prohibir el culto de las iglesias... Una semana después, la turba arrollaba con su ímpetu y detuvieron a mucha gente que después fusilaron". Confirmado por la declaración del Sr. Luis Mompó Delgado de Molina. En este clima de persecución la Siervo de Dios mantuvo el ánimo sereno, confiando su vida en las manos de Dios, y continuando en sus actividades cotidianas con total naturalidad, así lo testimonia la esposa del Siervo de Dios.
6.- DETENCIÓN Y ENCARCELAMIENTO
En la madrugada del 21 de septiembre de 1936 fue detenido en su casa y trasladado a la cárcel, donde permaneció dos horas escasas. De aquí fue llevado con otros seis jóvenes hasta el término de Benisoda, donde todos recibieron la corona del martirio. La despedida de su familia debió ser para él muy dolorosa, puesto que dejaba en el mayor desamparo a su esposa e hijo, recién nacido. Al abandonar su domicilio hizo entrega a su esposa de todo cuanto llevaba, excepto una medallita de la Virgen del Carmen.
La Sra. Amparo Bonastre Oltra, esposa del Siervo de Dios, depone: "El día 21 de Septiembre de 1936, sobre las 12 y media de la madrugada, se presentaron unos milicianos para hacerle unas preguntas en el Comité. Previamente había avisado a los porteros que si venían a buscarle no ofreciesen ninguna resistencia. La madre del Siervo de Dios llamó a la puerta y nos levantamos y salimos a su encuentro. Nosotros, mi madre y yo quedamos rezando el rosario". Y continúa: "El Siervo de Dios estuvo detenido unas horas en el local del Comité y de allí llevado al lugar del martirio; juntamente con él iban los hermanos Velázquez y la criada de la misma casa, José Latonda y Manuel Torró".
7.- EJECUCIÓN
La muerte del Siervo de Dios está probada mediante el certificado de muerte y la documentación sobre el martirio del mismo que se encuentra en la Sección Causa General del Archivo Histórico Nacional de Madrid, donde se lee: "Si fue encontrado el cadáver, en qué sitio y clase de heridas que presentaba: Sí. Arma de fuego".
Según consta, por varios testigos, durante el trayecto que media de la cárcel al lugar del martirio, fue rezando el Santo Rosario en voz alta en unión con otros jóvenes que le acompañaban, entonando, en los últimos momentos, una Salve, que fue rubricada por todos con un último grito de "¡Viva Cristo Rey!".
La esposa del Siervo de Dios, afirma: "Yo al clarear el día en compañía de mi padre fuimos de Comité en Comité hasta que con un salvoconducto salimos en el coche de mi padre y buscando a lo largo de la carretera encontramos el lugar del martirio rodeando de bastante gente que nos dijo que se los habían llevado al Cementerio de Benisoda. Allí nos dirigimos y tras vencer la resistencia de los milicianos pudimos observar todos los cadáveres del grupo que tenían un saco atado a la cabeza. Yo misma me arrodillé y empapé un pañuelo que aún conservo con la sangre de la herida del costado izquierdo. En el momento de la muerte llevaba una medalla escapulario, que recuperamos; el rosario que también tenían se recuperó". Confirmado por la deposición de su hermano el Sr. José Bonastre Oltra y por el Sr. Luis Mompó Delgado de Molina.
8.- SEPULTURA, EXHUMACIÓN DE LOS RESTOS MORTALES DEL SIERVO DE DIOS, TRASLADO E INHUMACIÓN
La Sra. Amparo Bonastre Oltra, esposa del Siervo de Dios, afirma: "Fueron sepultados todos los del grupo en una fosa común. Al terminar la guerra se practicó la exhumación de su cadáver y fue trasladado al cementerio viejo y en el mes de octubre del 1959 fue enterrado en el Cementerio Nuevo, en un nicho". Un primo del Siervo de Dios, depone: "Yo estaba en Onteniente y por testimonios de amigos y personas fidedignas, y de los propios asesinos conocí detalles. Me enteré de que el Siervo de Dios, junto con los otros cinco detenidos mencionados, fue asesinado en el término de Benisoda. De los últimos momentos solo he oído que se animaban mutuamente a morir por Jesucristo, y que eran llevados al martirio entre las burlas de los milicianos, por los cuales se conocen muchos de estos detalles".
Un familiar del Siervo de Dios, afirma: "Nos dijeron que tuvieron una muerte edificante, gritando "Viva Cristo Rey" en la madrugada del 21 de septiembre de 1936 en el término de Benisoda". Y agrega: "Yo vi el cadáver del Siervo de Dios en el cementerio de Benisoda entre los cadáveres que se entraban por tierra, uno de los cuales era mi hermano José. Reconocí perfectamente al Siervo de Dios Vicente Galbis y lo mismo hicieron los familiares. Esto ocurrió el 21 de septiembre, antes de la 8 de la mañana. Una vez reconocidos los restantes, nos mandaron salir y los enterraron en una zanja. Al terminar la guerra asistí a la exhumación y enterramiento en el Cementerio de Onteniente".
Confirmado por los siguientes documentos: Certificado de lugar de inhumación, Autorización para recoger los restos mortales, Autorización para trasladar los restos mortales y el Acta de traslado de los restos mortales.
9.- El MARTIRIO FORMAL
1-. El martirio formal por parte del perseguidor: Por parte del perseguidor -los milicianos rojos o brazo armado de la extrema izquierda- no podía ser otro el motivo para asesinar al Siervo de Dios que el odium fidei. En el Summarium se encuentran las pruebas evidentes de esta afirmación. Buscaban sistemáticamente a los católicos; odiaban todo lo que se relacionara con la religión católica y sus símbolos. Los milicianos sabían que Vicente Galbis Gironés era un fiel laico comprometido apostólicamente y por esto lo hostigaban, como ha quedado demostrado en la Informatio.
2.- El martirio formal sufrido por el Siervo de Dios: Antes de la Revolución el Siervo de Dios hablaba del martirio y esperaba el sucederse de los acontecimientos como quedó evidenciado en esta Informatio. El Siervo de Dios, seglar consciente de su vocación cristiana en las realidades temporales, no aceptó la propuesta de asesor jurídico de los milicianos, si bien éstos le ofrecieron una cuantiosa cantidad, respondiendo que él no se prestaba a servir a gente desalmada que quemaba Iglesias. Durante el breve período de tiempo transcurrido desde la detención hasta la ejecución el Siervo de Dios manifestaba su adhesión a la fe cristiana como quedó evidenciado.
10.- FAMA DEL MARTIRIO
Sentir común: Entre quienes supieron de la muerte del Siervo de Dios fue unánime el concepto de auténtico martirio. Así lo afirman todos los testigos. Sentir de algunas personas: Los distintos testigos que han testimoniado en el proceso afirman que el Siervo de Dios sufrió un verdadero martirio. En el mismo modo se expresan otras personas el Pbro. Juan Comes, cura párroco de Onteniente, en el Libro de Oro de Mártires seglares de la archidiócesis de Valencia, y el Sr. Luis Mompó Delgado de Molina, abogado, amigo desde la infancia, condiscípulo de estudios y compañero de apostolado del Siervo de Dios, en su declaración escrita del 1° de mayo de 1997.
Otros documentos: La fama de martirio del Siervo de Dios se puede probar también a través de otros documentos que son comunes a los otros Siervos de Dios. Los documentos específicos para este Siervo de Dioss en dos artículos, uno publicado en la revista Possumus editada por el Consejo Diocesano de los Hombres de AC de Valencia en el n. 108 (1960), p. 10 y otro publicado en la revista Ánimos editada por los Jóvenes de AC de Valencia en el n. 12 (1945).