ORACIÓN POR EL SÍNODO
Dios, Padre bueno, Tú eres nuestro Dios, sólo, Tú, Señor, el
único necesario, que nos has creado, redimido, y salvado,
que en tu infinita misericordia has querido darte a conocer,
revelarte en tu Hijo Jesucristo enviado al mundo para que
tengamos vida eterna, míranos: en tus manos están nuestros
afanes, nos guías y conduces siempre, y has suscitado ahora,
para bien de tu Iglesia que peregrina en Valencia, para
su renovación, santificación y fortalecimiento de su obra
evangelizadora, un nuevo Sínodo Diocesano; con confianza
de hijos en brazos de su madre, te pedimos que nos envíes tu
Espíritu Santo, que nos guíe, conduzca e ilumine en nuestros
trabajos sinodales conforme a tu voluntad y haga de esta
Iglesia una Iglesia santa, evangelizada y evangelizadora,
perseverante y consolidada en la fe viva y apostólica para
entregar esa fe a los hombres, a los que no creen o están
lejos de la Iglesia, o a los que tienen una fe débil y viven en
la indiferencia y la atonía, o a los que la viven con gozo,
con esperanza y ánimo misionero, que todos, sintiéndose
acogidos en la Iglesia experimenten la alegría de la caridad
evangélica que ha de extenderse singularmente a los más
pobres y sea el signo visible de la comunidad diocesana
que no excluye a nadie y cree en Ti.
Te lo pedimos por intercesión de nuestra siempre intercesora
Mare de Déu, mareta nostra i dels Desamparats, y de los
santos, Vicente Ferrer, evangelizador de Europa, de santo
Tomás de Villanueva, nuestro santo Arzobispo en el siglo
XVI que evangelizó a los pobres y renovó nuestra Iglesia en Valencia, predicó incansablemente el Evangelio, y de
san Juan de Ribera, que tuvo en su centro la Eucaristía,
la Sagrada Escritura y la formación e los sacerdotes y del
resto de santos valencianos y valencianas, muchos de ellos
mártires, testigos valientes y decididos de la fe en el mundo.
Te lo pedimos, sobre todo, por la mediación única de tu Hijo
Jesucristo que vive y reina contigo, y es Dios, en la unidad
del Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
Amén